En el día de ayer, como muchos sabréis, no pude escribir en el blog. Algo lógico teniendo tantas cosas que hacer. Entre otras cosas, una de las más importantes para mí fue ir a Valladolid (o Pucela, para los amigos y enemigos) a ver el esperado derby futbolístico entre los dos mejores equipos de la Comunidad. Eran ya tres años sin ver uno, y había ganas (aunque parecía que más por nuestra parte).
Pero tranquilos, que no voy a hablar de fútbol. Al menos no directamente. Y es que hay gente, gentuza más bien, que se dedica a acudir a los campos con la excusa de ser seguidores de un equipo (cualquiera en particular, menos el Villareal que debe estar muy orgulloso de ello) y luego añaden a sus nombres la palabra ultra.
Ayer volvieron a aparecer. Sinceramente, como sucedieron los acontecimientos no me importa demasiado. Quienes comenzaron la pelea, quienes insultaron primero, quién dio la primera hostia. Al final todos tienen la culpa, deberían tener la entrada prohibida a los estadios porque eso no son aficionados. Me parece rarísimo que les guste siquiera el fútbol. Es como los que se hacen llamar «antis». Van contra algo, en lugar de ir a favor de lo suyo. Representan un sentimiento negativo, y eso no puede terminar siendo bueno.
Ójala los clubes dejaran de apoyar estos grupos, que siempre terminan armándola, y se terminara la violencia en y alrededor del fútbol. Probablemente sea algo complicado, posiblemente imposible, pero hay que intentarlo.
Ayer recuperaba, si es que la había perdido alguna vez, la motivación para hacer periodismo. Una o dos charlas bien hechas y en un momento adecuado, pueden dar mucha motivación a una persona pero, y aunque parezca una pena, que lo es, no suelen cambiar los hechos.
Nos encontramos en un limbo entre la primera y segunda vuelta de unas complicadas elecciones presidenciales en la República Federada del Brasil. En este contexto, un diputado del Partido de los Trabajadores (PT), al que pertenecen entre otros el actual presidente Lula da Silva y, su más que probable sucesora, Dilma Roussef, está promoviendo unas medidas muy serias en contra de la prensa.
Esta “Ley Mordaza”, que se implantaría supuestamente en cinco estados brasileños, entre los que se encuentran Bahía, São Paulo, Ceará, Alagoas y Piauí , consiste en la implantación de consejos de comunicación con la finalidad de controlar a los medios. Estos estados, al parecer, justifican la creación de los consejos con el objetivo de «orientar, fiscalizar, dirigir y producir informes» sobre los medios del país. Pero, ¿es realmente necesario esto?
Esta situación se da ahora en Brasil, donde a Lula nunca le ha tratado especialmente bien la prensa; pero en otros países como Venezuela o Argentina, el gobierno ya ha pasado por la misma situación. En Venezuela, el canal público, con el famoso “Aló presidente”, arremete constantemente contra el resto de los medios informativos del país, que se ven muchas veces perseguidos. En Argentina, ocurrió algo parecido hace unos meses cuando, tras unas informaciones publicadas por el diario Clarín, la (recién enviudada) presidenta Fernández de Kirchner movilizó todo su poder en contra de esta publicación.
Lo cierto es que esta tendencia se repite en diferentes países de una Sudamérica que en muchas ocasiones se nos propone como el futuro del mundo desarrollado. Sin embargo, en mi opinión, unos países sin libertad de prensa o de expresión, o en los que están muy limitadas, no pueden hacerse llamar desarrollados.
Hoy he tenido una recuperación de moral importante. Ya llevaba unos días obligándome a mí mismo a seguir escribiendo en el blog, diciéndome que se trata de algo que debe ser constante, que hay que cuidar a los pocos lectores que tengas (que deben de ser algunos, porque sino no se explican las visitas diarias buscando algo nuevo). Pues bien, hoy he asistido, en la Universidad Carlos III de Madrid a una serie de charlas-coloquio sobre periodismo y derechos humanos.
En primer lugar, Rafael Maturana, de Reporteros Sin Fronteras, expuso la situación actual de los periodistas en las distintas partes del Globo; incluyendo por supuesto el número de muertos que ya asciende a 35 en todo el mundo y a los que se suman dos colaboradores también asesinados. Un número aún mayor es el de los periodistas, colaboradores o ciberactivistas (un concepto acuñado en los últimos años, gracias en parte a la prolificación de las redes sociales) que son encarcelados a lo largo de todo el mundo; especialmente en China.
A continuación vino la charla que más interés tenía para mí, personalmente. Mayte Carrasco, reportera freelance que ya trabajó para Telecinco o Público, y que nos expuso un mundo muy complicado, sobre todo de cara a la corresponsalía en el extranjero, a los enviados especiales y a los corresponsales de guerra. ¡Qué casualidad! ¡Justo lo que quiero hacer yo! Sin embargo, y a pesar de admitir lo duro que es y cómo ha estado a punto de tirar la toalla en diversas ocasiones, nos animó a trabajar duro y conseguir nuestras metas.
Lo cierto es que se nos presenta un panorama muy complicado de cara a los futuros periodistas. La información de calidad se ha ido sustituyendo por información rápida y apenas contrastada, «buscando el titular, el boom, el click en la noticia». En palabras de Mayte Carrasco, internet es una herramienta muy buena para la publicación de la información; sin embargo, el periodista es necesario para explicar esta información. Y me gustaría enlazar esto con lo que posteriormente diría Rosa María Calaf; «igual que un ciudadano no puede montar un hospital ni operar a un paciente, otro ciudadano tampoco puede ejercer de periodista (hablando acerca del nuevo «periodismo ciudadano»)». También afirmaba la gran periodista, que fue corresponsal para Televisión Española durante más de treinta años, que, sin embargo, «este nuevo periodismo ciudadano puede aportar grandes cosas, aunque sin llegar a compararse al periodismo de verdad».
Otra idea que quería destacar de la charla de Mayte Carrasco es la de estos nuevos periodistas recién salidos de la facultad y que terminan trabajando de cualquier cosa cobrando unas cantidades mínimas. «Debemos tener un poco de ética, un poco de amor propio, y saber decir que no, que es una cualidad que, al final de nuestra carrera se verá recompensada.» Y es que, un periodista tiene que saber decir que no muchas veces; porque sino ocurren casos como el de Antonio Pampliega, que trabaja para Público, y que (al parecer, no he podido comprobarlo) apenas cobra por hacer unos reportajes en lugares como Afganistán o Marruecos, donde se juega la vida.
Ante esta visión del mundo, totalmente realista y contada por alguien que lo ha vivido de cerca, aparece ante nosotros Rosa María Calaf. Apenas quiere exponer, nos confiesa, ya que prefiere que seamos nosotros quienes hagamos las preguntas, y nos conteste ella en función de lo que realmente nos interesa (prometiendo que intentará no enrollarse). Vemos dos de sus reportajes, muy interesantes, acerca de Corea del norte (año 2000) y de la situación de los periodistas en Filipinas (2008), tras los cuales nos comenta unos breves segundos su opinión acerca de la situación del periodismo en la actualidad.
Se nos presenta un mundo totalmente digitalizado en el que «los medios de comunicación han pasado de ser un mecanismo de transmisión de la información y del conocimiento, a serlo del desconocimiento», afirma Rosa María Calaf. «La propia agenda de los periodistas está delimitada totalmente por los empresarios, que únicamente buscan el beneficio propio. Esto se ve claramente en las portadas, como por ejemplo en el caso muy cercano de los premios Principe de Asturias, de los que apenas se habló de la selección española de fútbol» (aunque en cadenas como La 1 no ocurrió así). Por último, de esta charla y sobretodo para no extenderme más, me quedo con la idea de que «Se está creando una sociedad que consuma pero que no piense». Y esto es un grave problema.
Por último añado un corto video subido por la web Periodismo Humano, que recomiendo a todos, y que resume bastante bien la opinión de Rosa María Calaf acerca del periodismo en estos tiempos..
Editado: Añado un video más, de las primeras jornadas de Periodismo y Derechos Humanos de la UC3M. Descubierto en Twitter gracias a Aurelio Martín.
Hay semanas en que llega el domingo y no has parado ni un solo momento. Clases durante toda la semana y un viernes y un sábado que te cansan incluso más. Por supuesto, pasándotelo bien, incluso disfrutando de alguna de las clases (que para algo estudias lo que te gusta, por lo menos yo). Pero ahora es domingo y te tienes que poner a hacer las cosas no-tan-apetecibles. Y es que da una pereza…
Sin embargo, al final siempre llega alguien, o algo, que te dice «Hey, hang on!» y, si no te han partido la cara antes, termina arreglándose. Y es que si no se arregla pues por lo menos nos quedará la Unión.
Diario de Bitácora 
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