Comienzo el año nuevo en mi blog con un post (espero que el primero de muchos) sobre una nueva potencia mundial. Antes de que se terminara el 2011, ese año que muchos echarán de menos por lo que parece que se nos viene encima, Brasil superó al Reino Unido y se sitúa ya como sexta potencia económica mundial. Tan solo por detrás de Estados Unidos, China, Japón, Alemania y Francia, Brasil se convierte en el primer país sudamericano en superar a los británicos. Y todo ello viene dado por un tremendo crecimiento de su economía del 7,5% en 2010. Algo impensable desde 2008 para cualquier potencia occidental. A pesar de ello, la crisis también afecta a los países en crecimiento y parece ser que en 2011 el país del orden y el progreso crecerá apenas un 2,9% -lo que no está nada mal-.
Lógicamente, ante los claros signos de desarrollo y la mayor estabilidad del país en comparación con otros como China o India, las inversiones extranjeras se multiplican. Guido Mantega, ministro de economía del país, situó en 65.000 millones de dólares la cifra total de inversión internacional en Brasil en 2011. A pesar de todo, existe prudencia desde el gobierno de Dilma Rouseff que es consciente de que aún necesitan entre 10 y 20 años para alcanzar el desarrollo y la calidad de vida de los países europeos. Unas metas que se pretenden alcanzar mediante la reducción de las diferencias sociales -muy marcadas en ciudades como São Paulo o Río de Janeiro-, las diferencias territoriales –Brasil es el quinto país por extensión territorial– y la mejora de las infraestructuras. Sobre este último tema, alguno, como yo, espera que no copien el nivel de algunos países europeos.
Apenas unos días después de conocer esta noticia, el diario O Estado de São Paulo nos presenta hoy un artículo de Lílian Cunha donde entrevista a distintos antiguos trabajadores de Wall Street que, tras ser despedidos de sus puestos de trabajo a partir de la crisis económica y financiera de 2008, están comenzando a refugiarse en Brasil. Todos presentan una variante común: mientras ven como el mundo occidental tiene muy complicado salir de la crisis, se han parado a observar a los países crecientes y, entre ellos, a Brasil. Entre los ex trabajadores de la bolsa americana también se encuentran brasileños; emigrantes que huyeron de su país a buscar una vida y una formación mejores y que ahora se dan cuenta de que su país está mejor de lo que recuerdan.
Y es que la clase media brasileña ya cuenta con más de 105 millones de personas y, como afirma uno de los entrevistados, «es como el Londres de hace 30 años; al brasileño le gusta consumir».
El artículo mencionado de O Estado de São Paulo puede encontrarse analizado en la página web de El País por Juan Arias en su blog.
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