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La Historia de Internet (2000-2010)

5 Abr

Estamos en guerra

21 Mar

Y ya estamos en guerra, de nuevo. Se le puede llamar de muchas maneras distintas, en esta ocasión se ha definido como intervención (necesaria diría yo), pero todos, o al menos la mayoría, sabemos que se trata de una guerra, otra guerra más, y que entrará en los libros de historia como tal. Ahora todos nos hacemos muchas preguntas: ¿Es necesaria esta intervención? ¿Debe un país como España, con su pequeña influencia internacional y sus grandes problemas económicos internos, participar de esta intervención? ¿En qué va a consistir? ¿Existe la posibilidad de que nos ataquen? Yo voy a intentar, desde mi punto de vista, contestar a estas y alguna otra pregunta que me surge.

Un misil del ejército de Gaddafi cae en los alrededores de Bengasi

Sobre la necesidad o no de intervenir en Libia, mi opinión está clara: Sí. Por supuesto, algo así no se puede hacer sin dar algún argumento válido. Vivimos en un mundo globalizado; cada vez más, en el que presuponemos una serie de valores y derechos comunes a toda la humanidad. En sitios como en Libia (o en Marruecos, o en Egipto, o en Túnez, Yemen, Bahreim, Ruanda, y un largo etcétera) uno de los valores fundamentales en los que creo -y creo que todos deberíamos creer- es en la libertad. Una libertad que es privada a la gran mayoría de los habitantes de estas zonas. De una u otra manera. Pero la libertad no es precisamente la que mueve los ejércitos. Detrás de nuestras (y otras) fuerzas armadas hay una serie de líderes limitados por una serie de lobbies y de intereses. El petróleo, por ejemplo, es una de las gotas que colmó el vaso. No podemos permitirnos vivir con según nuestra actual forma de vida con el barril a más de 130 dólares. Y no hablemos de la venta de armas a todos estos países, de las que somos cómplices.

Pero hablemos de nosotros, de España. Cazas F-18 ya se han unido a las fuerzas internacionales que, tras la aprobación de la ONU, han comenzado a atacar las bases militares de Gaddafi. Sin hablar de las fragatas o el submarino que, en estos momentos, están de camino. Nuestra situación, en general, no se puede decir que sea buena. El paro y la situación de la economía nos preocupan a todos, especialmente a los jóvenes que no vemos un futuro cercano muy agorero. Sin embargo, como dije antes, es nuestro deber moral el intervenir y evitar más muertes de civiles inocentes (que espero que no se produzcan durante la intervención).

Mapa de la Guerra de Libia (Elpais.com)

A las últimas preguntas, es complicado responder. En principio, estas operaciones consistirán en ataques sobre las bases militares del ejército libio, aunque no descarto que terminemos invadiendo el territorio a pie con alguna excusa como que los hombres de Gaddafi se han refugiado en una zona inaccesible por mar y aire. Sobre un posible ataque libio sobre Europa, es imposible de predecirlo. Muammar el-Gaddafi es un hombre, en mi opinión, totalmente impredecible, aunque listo -no inteligente-. ¿Por qué listo? Pues bien, él ya ha realizado sus amenazas; convertir el Mediterráneo en un campo de batalla, al menos a mí, no me parece algo interesante para nosotros (y no afectaría muy positivamente al sector turístico…) aunque está claro que se trata de una manera de generar miedo, terror, entre la población occidental.

Para nosotros es muy fácil ver en las noticias un terremoto en Chile o en Japón, que haya revueltas en Egipto, o que tiren bombas sobre la ciudad de Bengasi; pero cuando aparece la posibilidad de que estas situaciones se presenten en la puerta de casa, nos acojonamos. Habrá opiniones de todo tipo, a favor y en contra, pero en este momento, ya no podemos volvernos atrás.

25 de enero: Una fecha para recordar.

29 Ene

25 de enero de 2011. Esta fecha quedará sin duda en las mentes de todos los que la estamos viviendo. Tal vez será algo que les sonará incluso a los más pequeños cuando en unos pocos años les hablen de esto en sus clases de historia. Este día será recordado como el comienzo de las protestas masivas en Egipto. Unas protestas que comenzaron en Alejandría, principalmente tras la brutal paliza al ciberactivista Khaled Said, el 6 de julio de 2010, que terminó en desgracia para él. Sin embargo, apenas un día después, su muerte provocó tanto dolor en otro joven egipcio que se vió obligado a crear un grupo en Facebook a nombre de Kullum Khaled Said (Todos somos Khaled Said) en honor a este joven mártir y con el objetivo de dirigir protestas contra la situación del país. Un país sumido en una larguísima dictadura que dura ya treinta años y que se ha caracterizado por muchas situaciones como esta aunque en esta ocasión, la gota colmó el vaso de la terrorífica tranquilidad egipcia.

Este grupo, que actualmente cuenta ya con más de 450.000 seguidores en su versión árabe -y que ya posee una versión internacional en inglés- comenzó a promover protestas pacíficas en Alejandría en contra del régimen dictatorial pero evitando las normas restrictivas impuestas por el Gobierno de Mubarak. Al estar prohibidas en este país las llamadas «Asambleas Públicas», en este grupo se encontró una solución: Convocarían unas protestas totalmente pacíficas en las que miles de personas se quedasen en fila frente a los paseos marítimos y fluviales, vestidos de negro, y alejados unos cinco metros los unos de los otros mientras simulaban leer el Corán o la Biblia.

El grupo se mantuvo activo durante unos meses, alcanzando un público mayor en algunas ocasiones e, incluso, contando con la presencia del premio nóbel de la paz Mohamad ElBaradei el día 29 de julio del año pasado. El verdadero momento, tras estos meses de manifestaciones silenciosas y todas convocadas por internet, se propusieron protestas en contra del régimen egipcio de Mubarak el día 25 de enero; fiesta nacional en Egipto con motivo del Día de la Policía. La excusa de la protesta eran los agentes de policía que, en los años cincuenta, se habían rebelado contra los invasores británicos; un motivo importante en la creación del nacionalismo egipcio.

La convocatoria corrió como la espuma (ayudada en gran parte por las redes sociales, en twitter era convocada mediante el hashtag #Jan25) y la respuesta de los ciudadanos fue aún mayor. La Plaza Tahrir en El Cairo (en castellano se traduciría como Plaza de la Libertad) se llenó con los cuerpos de miles de manifestantes, entre ellos una gran mayoría de jóvenes y estudiantes. Pero estas protestas no se limitaron a El Cairo sino que se extendieron a otras grandes ciudades egipcias como la ya mencionada anteriormente Alejandría, Suez o Ismailia. El tirón de la revuelta tunecina también ayudó a desencadenar esta protesta que había venido gestándose muchos meses atrás aunque sin que los propios manifestantes se hubieran dado cuenta de ello. Estaban haciendo historia. La represión y las detenciones e incluso las ya conocidas muertes, hasta el momento, que se encuentran en torno a las 68, aunque es un número muy difícil de confirmar.

Estas revueltas que han desestabilizado ya dos gobiernos (el tunecino y el egipcio) está claro que lograrán su propósito; sobretodo tras el apoyo internacional -o al menos el no-apoyo a los líderes de los regímenes autoritarios-. Sin embargo, en estos dos países los intereses económicos tanto de la Unión Europea como (y sobretodo en Egipto) de Estados Unidos pueden llegar a frenar un cambio democrático de estos países.

Y es que, aunque no nos demos cuenta, para nuestros líderes es mucho más conveniente tener una serie de países pobres controlando las materias primas que tanto necesitamos. Si no fuera así, nuestra calidad de vida sería mucho más complicada y costosa y no queremos que ocurra eso, ¿verdad? Y todo esto, a costa de los más débiles, como ocurre siempre.