Carta de despedida:
Nos dijeron que éramos la generación mejor preparada de la historia. Que podríamos ser médicos, ingenieros, abogados, informáticos, biólogos, astronautas o periodistas. Que hiciéramos el bachillerato, estudiáramos una carrera (en lo que algunos aún estamos), y después estaría todo hecho. Podríamos estudiar un máster, que podríamos permitirnos. Encontraríamos prácticas en las que, tras dar lo mejor de nosotros durante un año, tal vez cobrando algo, obtendríamos el deseado puesto de trabajo en la profesión que nos gustaría ser.
Nos dijeron que no nos preocupáramos por nuestra Sanidad. Que tendríamos todo cubierto. Que teníamos el mejor sistema sanitario, si no de Europa, del mundo, y lo decían hasta desde fuera. Que esta sanidad sería para todos, independientemente de cómo fuera la familia en la que naciéramos o de los ingresos de nuestros padres que, desgraciadamente o no, no hemos elegido.
Nos dijeron que todos éramos iguales. Que daba igual nuestra provincia, nuestra comunidad autónoma e incluso nuestro país. Porque éramos parte de una Unión Europea y de un país que no se olvidaba de nadie, que era de todos y para todos.
Nos dijeron que viajáramos y conociéramos mundo. Que conociéramos otras culturas. Y eso hicimos. Descubrimos la cultura, otros tipos de educación. Incluso llegamos a estudiar fuera para poder estar aún mejor preparados cuando volviéramos. Conocimos el sistema de bienestar de otros países del norte de Europa, la calidad de vida del centro europeo, el poder adquisitivo americano o la forma de vida latinoamericana. Y todo esto nos gustó.
Nos dijeron que estudiáramos inglés. Que nos sería muy útil para nuestro futuro, porque sería la lengua más importante cuando creciésemos. Empezamos con Magic English, seguimos con nuestros profesores en el colegio ¡casi desde los cinco años! Nos ayudamos de clases particulares y realizamos exámenes oficiales sin siquiera haber cumplido los dieciocho años. Estábamos preparados.
Y en esto último tuvieron razón. Ahora, somos la generación mejor preparada, hemos crecido sanos y fuertes, con una buena educación, con un nivel de vida al que, tal vez, nos hemos malacostumbrado, y sabemos inglés mejor que cualquiera de los últimos presidentes del Gobierno, que ya es decir.
Por ello, ahora nos vamos a ir.
Nos habéis preparado a conciencia para un futuro que después nos habéis robado. Entre unos y otros. Por eso digo que nos vamos. Lo que nos encontramos ahora no es lo que nos habían prometido. No tiene de bueno nada de lo que habíamos encontrado en nuestros viajes que muchos de nuestros padres nunca pudieron hacer con nuestra edad. Sabemos idiomas, lo que nos hace más fácil irnos a otros países y ellos sí que nos van a acoger bien. Porque en cualquier país inteligente la preparación es lo primero y nosotros la tenemos.
Eso sí, cuando queráis que volvamos, no os molestéis. No lo decidiréis vosotros. Entonces, seremos nosotros quienes decidamos las cosas y las haremos a nuestra manera. Hasta entonces, que os vaya bien. Esperamos, desde la humildad que también hemos aprendido, que no nos echéis mucho de menos, porque eso significará que este país habrá perdido lo poco que había conseguido.
Comentarios recientes