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Ramón Lobo y su reflexión del periodismo.

7 Jun

Voy a tratar de hacer de esto algo breve. Vuelvo a una reflexión sobre periodismo que no hacía hace mucho tiempo. Quiero decir, no la hacia en público, en mi interior, como comprenderéis, las hago constantemente. Hoy, Ramón Lobo, periodista de El País y al que, probablemente, a poco que estéis metidos en esto de la blogosfera, muchos conozcáis, ha dado una charla que se podría calificar de magistral. La charla en cuestión ha tenido lugar en el auditorio de la Facultad de Comunicación de la Universidad Pontificia de Salamanca. A algunos os parecerá extraño, ya que conocéis mi opinión sobre esta facultad y universidad en general aunque, también debo recalcar que la presencia de este ‘maestro’ se debe en prácticamente su totalidad a los alumnos. A un pequeño grupo (de irreductibles) alumnos de periodismo (y comunicación audiovisual) que pretenden hacer lo que debería ocurrir en todas las facultades o escuelas que tratan de enseñarnos este oficio. Que los verdaderos profesionales nos enseñen. Este es el grupo Nuevo Ateneo, que tiene todo mi apoyo desde aquí.

Ramón Lobo durante la charla de hoy en la UPSA. / Foto del grupo Nuevo Ateneo

Así, las (apenas) 72 personas que estuvimos hoy en la charla hemos podido conocer de primera mano algunas de las experiencias de alguien del que realmente se puede decir que ha conocido mundo. Habiendo viajado por la mayoría de conflictos africanos de los últimos 20 años y conociendo Serbia casi como la palma de su mano, las historias o anécdotas de Ramón Lobo nos dejaron en la tarde de hoy a muchos con los ojos como platos. Y es que no se trata de un periodismo de ego o de ‘meritos’. Se trata de un periodismo de calidad y realizado desde la humildad. Lobo nos instaba en la tarde de hoy a los periodistas a tener en cuenta estas características, y a llevarlas a cabo en el día a día.

Esencialmente, nos pidió vivir el presente porque, como él y muchos otros han dicho, el tiempo pone a cada uno en su lugar y, al fin y al cabo, quien es bueno y tiene talento, se verá recompensado por ello. Es cierto que nos encontramos en una época mala, de crisis, pero recordemos el significado original de esta palabra: transición. Nos encontramos en una transición hacia un periodismo; probablemente mejor que el de los últimos años y en el que todos debemos hacer autocrítica. Por un lado los periodistas por habernos vuelto unos vagos, unos esclavos del corta y pega, del dijo y opinó. También de los políticos, cuyas «ruedas de prensa» colman portadas y páginas de la prensa escrita; y, por supuesto, de las ‘corbatas’ que actualmente dirigen este negocio. Porque el periodismo, señores, es de los periodistas, y no podemos realizar unos contenidos de calidad si tenemos en nuestra cabeza al señor Don Dinero siempre pendiente.

Por último, y para no alargarme más, quiero terminar con dos reflexiones (de tantas) de la charla de hoy:

«Suma el número de corbatas de un periódico y divídelo entre el número de páginas. Obtendrás el índice de aburrimiento del periódico.»

«Nuestras vidas son una maratón. No sirve de nada salir corriendo en los primeros metros porque, cuando nos demos cuenta, nos faltará el aire. No empecemos a correr cuando veamos que otros nos adelantan».

La juventud ‘sin miedo’

7 Abr

Pancarta de la manifestación 'Juventud sin Miedo'

A las voces de «Estudiante, si no luchas, nadie te escucha» o «Aquí se ve, la juventud en pie», cientos de jóvenes se manifestaron esta tarde-noche en la madrileña plaza de Antón Martín para protestar frente a la precaria situación de futuro que se nos presenta. Siendo un poco realistas, el paro juvenil es de los mayores de la Unión Europea, es complicadísimo conseguir una vivienda para un joven que, con suerte, llega a ser mileurista y, ante todo esto, la universidad parece encarecerse cada día más.

Las protestas de esta tarde se centraban en torno a estos temas, con gran cantidad de asociaciones de estudiantes universitarios entre sus filas. No eran precisamente los ni-nis, esta (gran) cantidad de jóvenes que en España, y en otros muchos países, no se dedican a otra cosa que a no hacer nada, ni estudian, ni trabajan, pero tampoco protestan (solo faltaría). Lo cierto es que tampoco eran tantos los jóvenes que había esta tarde en el centro de Madrid, para nada se puede comparar esta manifestación con las de países europeos (y en una situación mucho mejor que la nuestra) como Inglaterra o como Francia.

Juventud indignada contra la Precariedad

¿Y por qué los jóvenes no salimos a la calle? Pues, a primera vista, parece algo incomprensible, aunque si nos ponemos a pensar un poco, nos damos cuenta de que no estamos tan mal. Aquí en España nos dedicamos a vivir de nuestros padres (hasta los 40 algunos) y así muchos no necesitan preocuparse mucho por encontrar trabajo. Además, los grupos que suelen mover estas cosas están cada vez peor vistos, y más por la mayoría de los jóvenes. La gente de izquierda pura y extrema izquierda, parece que no se dan cuenta, pero cada vez están más alejados de la juventud. Se nos presentan como un grupo de viejos idealistas utópicos que no convencen a nadie con un discurso ‘anti-todo’ y, en el momento de la verdad, en momentos como el de ahora, en los que realmente hace falta que haya una movilización, la gente se queda en casa.

Sin embargo, yo confío en que se mejore la situación y, sobretodo, en que los jóvenes volvamos a ser ese grupo que de una chispa a la sociedad y que se indigne cuando tenga que indignarse. Como decía un gran profesor que tuve una vez: «un joven que no sigue lo que le dice su corazón, su vida no tiene sentido», y mi corazón me dice que nos están ninguneando. Mi corazón está indignado. Y yo también.