Voy a tratar de hacer de esto algo breve. Vuelvo a una reflexión sobre periodismo que no hacía hace mucho tiempo. Quiero decir, no la hacia en público, en mi interior, como comprenderéis, las hago constantemente. Hoy, Ramón Lobo, periodista de El País y al que, probablemente, a poco que estéis metidos en esto de la blogosfera, muchos conozcáis, ha dado una charla que se podría calificar de magistral. La charla en cuestión ha tenido lugar en el auditorio de la Facultad de Comunicación de la Universidad Pontificia de Salamanca. A algunos os parecerá extraño, ya que conocéis mi opinión sobre esta facultad y universidad en general aunque, también debo recalcar que la presencia de este ‘maestro’ se debe en prácticamente su totalidad a los alumnos. A un pequeño grupo (de irreductibles) alumnos de periodismo (y comunicación audiovisual) que pretenden hacer lo que debería ocurrir en todas las facultades o escuelas que tratan de enseñarnos este oficio. Que los verdaderos profesionales nos enseñen. Este es el grupo Nuevo Ateneo, que tiene todo mi apoyo desde aquí.
Así, las (apenas) 72 personas que estuvimos hoy en la charla hemos podido conocer de primera mano algunas de las experiencias de alguien del que realmente se puede decir que ha conocido mundo. Habiendo viajado por la mayoría de conflictos africanos de los últimos 20 años y conociendo Serbia casi como la palma de su mano, las historias o anécdotas de Ramón Lobo nos dejaron en la tarde de hoy a muchos con los ojos como platos. Y es que no se trata de un periodismo de ego o de ‘meritos’. Se trata de un periodismo de calidad y realizado desde la humildad. Lobo nos instaba en la tarde de hoy a los periodistas a tener en cuenta estas características, y a llevarlas a cabo en el día a día.
Esencialmente, nos pidió vivir el presente porque, como él y muchos otros han dicho, el tiempo pone a cada uno en su lugar y, al fin y al cabo, quien es bueno y tiene talento, se verá recompensado por ello. Es cierto que nos encontramos en una época mala, de crisis, pero recordemos el significado original de esta palabra: transición. Nos encontramos en una transición hacia un periodismo; probablemente mejor que el de los últimos años y en el que todos debemos hacer autocrítica. Por un lado los periodistas por habernos vuelto unos vagos, unos esclavos del corta y pega, del dijo y opinó. También de los políticos, cuyas «ruedas de prensa» colman portadas y páginas de la prensa escrita; y, por supuesto, de las ‘corbatas’ que actualmente dirigen este negocio. Porque el periodismo, señores, es de los periodistas, y no podemos realizar unos contenidos de calidad si tenemos en nuestra cabeza al señor Don Dinero siempre pendiente.
Por último, y para no alargarme más, quiero terminar con dos reflexiones (de tantas) de la charla de hoy:
«Suma el número de corbatas de un periódico y divídelo entre el número de páginas. Obtendrás el índice de aburrimiento del periódico.»
«Nuestras vidas son una maratón. No sirve de nada salir corriendo en los primeros metros porque, cuando nos demos cuenta, nos faltará el aire. No empecemos a correr cuando veamos que otros nos adelantan».
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