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Yo soy #15m, el porqué, a continuación.

17 Jun

En las últimas horas he encontrado este texto en un gran número de blogs españoles y que refleja el ideario (clarísimo) del movimiento #15m. En estos términos, tengo que decir que yo también soy #15m:

Como parte del #15m me declaro una persona pacífica y condeno radicalmente todo tipo de violencia: la de los violentos infiltrados en nuestras manifestaciones, y la del Estado, que ha causado más dolor y heridos. Además, condeno la manipulación mediática que enfatiza la información sesgada, parcial o errónea con el propósito de demonizar a los ciudadanos.

Si me manifiesto en la calle es porque:

  1. Mi participación como ciudadano se ha reducido a votar a listas cerradas cada cuatro años para ver cómo los representantes de los ciudadanos no respetan lo prometido en su programa.
  2. Se hacen leyes a favor de grupos de interés en vez de hacerlas a favor del conjunto de la sociedad.
  3. Se invierten recursos públicos para ayudar a minorías poderosas, y no a quienes están pasando situaciones desesperadas ocasionadas por la especulación financiera.
  4. Los grandes partidos están más preocupados por mantener su poder que por ofrecer soluciones para superar esta crisis histórica.
  5. Está a punto de firmarse un “Pacto del Euro” que consiste fundamentalmente en medidas para reducir la inversión pública en servicios esenciales.
  6. Desde diferentes órganos del estado se ha insultado a los ciudadanos, e incluso se ha justificado el recurso a la violencia contra manifestantes pacíficos.

Como parte del #15m, acepto y respeto la diversidad ideológica del movimiento. Cuando participo en una manifestación no reclamo un régimen o una ideología en concreto, ni un modelo social no democrático, ni la eliminación de los partidos o los parlamentos. Lo que reclamo es una democracia mejor y más humana que, entre otras medidas, necesita urgentemente:

  1. Cambios en la Ley Electoral para permitir una mejor y más directa representación de los ciudadanos en los parlamentos y una mayor participación ciudadana en las decisiones importantes.
  2. Aprobación de una Ley de Transparencia y Acceso a la Información Pública para obligar a la publicación en formatos adecuados y reutilizables de todos los gastos, decisiones y reuniones con grupos de presión por parte de funcionarios y cargos públicos.
  3. Tolerancia cero a la corrupción de candidatos y cargos públicos, y controles ciudadanos para la exigencia de responsabilidad política.
  4. Separación clara, real y efectiva de los poderes del estado.
  5. Control fiscal efectivo de grandes fortunas y operaciones financieras; eliminación de privilegios fiscales a cargos electos.
  6. Políticas encaminadas a solucionar de forma efectiva los problemas hipotecarios y de vivienda.
  7. Servicios públicos de calidad, fundamentalmente salud, justicia y educación.
  8. Eliminación de las leyes que permiten el control administrativo de Internet. La red ha demostrado ser esencial para la libertad de expresión y para responder al peligro de manipulación mediática.

Por todas estas razones volveré a salir pacíficamente a la calle el 19 de junio, #19j.

Si estás de acuerdo, aprópiate del texto y divúlgalo (enlace al documento original)

La Ola

4 Abr

Hace ya más de cincuenta años, exactamente en 1967, el profesor de historia Ron Jones elaboró un experimento durante cuatro días en el Instituto Sophomore de Palo Alto, California. El experimento consistía en dar a los alumnos una serie de órdenes de disciplina y convivencia básicas: Mantenerse sentados en sus puestos, levantarse para hablar, no hacer ruido durante más de 30 segundos, creó un saludo propio para el grupo, etc. El segundo día, dio un nombre al grupo: «The Third Wave» (la tercera ola) y ordenó a los alumnos que continuaran el comportamiento de clase fuera de las aulas.

El experimento tomó vida propia. El tercer día pasaron de 30 alumnos a ser 43 y, al final de la clase, cuando el profesor les dio unas pautas para iniciar a los nuevos candidatos que quisieran pertenecer al grupo, pasaban de los 200 alumnos. De hecho, Jones se sorprendió por como, algunos de sus alumnos, comenzaron a avisarle cuando otros miembros del grupo no cumplían las ‘normas’. El cuarto día, al ver que se le iba de las manos, Jones decidió poner fin a su experimento. Ordenó a sus alumnos que prepararan una campaña para el día siguiente, el viernes, en el que todos se reunirían y elegirían a un presidente, contándoles que, incluso, la televisión estaría presente.

Sin embargo, lo que los alumnos encontraron aquel día fue el anuncio por parte del profesor de que todo había sido un experimento, mostrándoles cómo había sido posible el nazismo en Alemania y mostrándoles, para terminar, un video sobre la Alemania de Hitler. Esta historia, quedó más tarde reflejada en el libro ‘The Wave’ de Todd Straser, bajo el pseudónimo de Morton Rhue; novela en la que se basaría la película alemana de 2008 ‘Die Welle‘, La Ola, en su traducción al castellano.

La duda que nos surge, y que ha surgido a muchos psicólogos tras este experimento, es aquella acerca de la posibilidad de controlar y dirigir a un grupo tan grande de gente con mentes tan maleables (recordemos que se trata de adolescentes en su peor etapa) y de que puedan llegar a convertirse en una amenaza, como ocurrió con el nazismo en una época difícil de olvidar. En mi opinión, esperemos que esto no suceda aunque, a pesar de todo, nos encontramos en un momento en el que, una mínima chispa y una supuesta ‘alma carismática’ podrían agitar el mundo de tal manera que se cambie por completo el orden establecido, como hemos visto en tantas revueltas en el Mundo Árabe. Así que indignémonos, pero siempre respetando a los demás y de una manera pacífica. Como propone Stephane Hessel, por ejemplo.

Clint Eastwood no ha muerto

22 Mar

Clint Eastwood es un hombre que, sin duda, ha cambiado las vidas de unas cuantas generaciones. Ya no solo por su papel como actor en películas como El bueno, el feo y el malo, o Harry el Sucio; sino también por su faceta como director, asombrándonos con maravillas como Million Dollar Baby o Grand Torino. Pero su influencia no acaba aquí. La música también está recibiendo sus influencias y plasmándolas en un arte completamente diferente, pero que al mismo tiempo bebe de las mismas fuentes que el cine muchas veces.

En el día de ayer, los tuiteros nos encontramos con el gran Clint entre los trending topics españoles. -«¿Ha muerto?» -comentó algún espabilado en el primer momento. Qué tristeza que piense la gente así. A nuestro, ahora director, aún le queda mucho tiempo. Por favor, si acaba de estrenar una película (Más allá de la vida). Lo cierto es que se trata de una nueva canción. Al single de Gorillaz, conocido, espero, por la gran mayoría de musicoadictos, se une el grupo catalán Antònia Font. A la espera de su nuevo disco, en catalán, Lamparetes, acaba de salir su primer single, titulado con el nombre del actor. Se quejarán de la publicidad que la red social les ha dado, gratuitamente por supuesto. Aunque, no por ello debemos menospreciar a una de las tantas bandas que, en la actualidad, están comenzando a destacar en el ambiente musical catalán.

A continuación os dejo ambos singles, el de Gorillaz y el nuevo de Antònia Font, sin desperdicio, ninguno de los dos, aunque para nada tienen algo que ver. Dos puntos de vista de una misma historia.

Clint Eastwood, de Antònia Font

La fiebre del mineral

1 Nov

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Empezamos Noviembre con buen pie, sin saltarse ninguno de los treinta sagrados días en los que pretendo escribir este mes. Sin embargo, por muy buen pie con el que empiece, de lo que pretendo hablar hoy no es nada de lo que alegrarse. Sí alegrarse de que se difunda, aunque sólo para un pequeño número de personas, en parte por un muy mal horario al que se ve llevada toda la buena televisión.

De lo que voy a hablar es de un nuevo documental del gran equipo que en mi opinión hacen David Beriain y Sergio Caro. En esta ocasión el documental trata acerca del negocio de la casiterita. Este mineral, extraído a toda costa, y ya sea de forma legal o ilegal, por parte del gobierno o en minas llamadas «artesanales»; es esencial en la fabricación de todo tipo de dispositivos móviles y se utiliza en el interior de las baterías de energía que éstos poseen. En Congo, Tierra Violada podemos apreciar el contexto de estas minas. El por qué, el para qué y el quién, aunque muchas veces no esté claro.

El documental nos presenta una selva congoleña en la que el ejército campa a sus anchas. Al parecer, como explica un experto en esta situación, el Gobierno de El Congo ve tan lejana esta zona que apenas apuesta por ella; sin embargo, los altos beneficios que este tipo de minería aporta a unos cuantos «bien colocados» hacen que se envíe al ejército a «defender el territorio del Gobierno».

Dentro de este territorio se encuentran unas minas trabajadas por jóvenes congoleños en unas condiciones precarias. Desde los doce o trece años, algunos, comienzan a trabajar desde las partes más exteriores, aún a riesgo de quedar atrapados. Y esta no es una situación extraña. Durante la grabación del documental, ocurrió un derrumbe que dejó atrapadas a tres personas en una de las minas de esta zona.

A los alrededores, mientras tanto, poblados se establecen, a modo de las remotas épocas del interior estadounidense en tiempos de las fiebres del oro (Enlace a un artículo de Ramón Lobo). Entre la pobreza de chabolas, numerosas iglesias e incluso un pobre hospital, todo ello hecho en barro, viven cientos de personas, muchas de las cuales fueron ex-combatientes de guerrillas o convictos. Y mientras tanto, el ejército se pasea por la zona (en el mapa, los alrededores de Goma). Tomando como suyo todo lo que hay a su alrededor. Incluso el dinero de los periodistas. Pero no se puede hacer nada contra ello. Están al mando.

Por último, se realiza una visita a un pueblo cercano a las minas. Un fuerte que recuerda al lejano oeste de las películas del Western americano y perteneciente a los cascos azules indios se sitúa a menos de cinco kilómetros de la villa. Pero hay algo extraño en este lugar. 284 mujeres, de entre doce y ochenta años, fueron violadas. Todas las mujeres del pueblo. Los cascos azules no hicieron nada. No disponen de medios. Y yo me pregunto, ¿entonces para que coño están ahí? ¿Acaso están para pasar unas vacaciones? ¿Para pasar el rato? ¿Para beneficiarse de algún contrabando que puedan hacer? Son muchas las especulaciones que se pueden hacer, pero está claro que la ONU falla en muchos de estos casos y nosotros seguimos confiando en una «institución» que sólo se respeta a conveniencia.

Pues bien, de esto y mucho más habla el documental. No os lo destriparé más y os recomiendo que lo veáis, que hay que apoyar los programas buenos de verdad. Y así no perdéis el tiempo viendo Gran Hermano y esas cosas.