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La juventud ‘sin miedo’

7 Abr

Pancarta de la manifestación 'Juventud sin Miedo'

A las voces de «Estudiante, si no luchas, nadie te escucha» o «Aquí se ve, la juventud en pie», cientos de jóvenes se manifestaron esta tarde-noche en la madrileña plaza de Antón Martín para protestar frente a la precaria situación de futuro que se nos presenta. Siendo un poco realistas, el paro juvenil es de los mayores de la Unión Europea, es complicadísimo conseguir una vivienda para un joven que, con suerte, llega a ser mileurista y, ante todo esto, la universidad parece encarecerse cada día más.

Las protestas de esta tarde se centraban en torno a estos temas, con gran cantidad de asociaciones de estudiantes universitarios entre sus filas. No eran precisamente los ni-nis, esta (gran) cantidad de jóvenes que en España, y en otros muchos países, no se dedican a otra cosa que a no hacer nada, ni estudian, ni trabajan, pero tampoco protestan (solo faltaría). Lo cierto es que tampoco eran tantos los jóvenes que había esta tarde en el centro de Madrid, para nada se puede comparar esta manifestación con las de países europeos (y en una situación mucho mejor que la nuestra) como Inglaterra o como Francia.

Juventud indignada contra la Precariedad

¿Y por qué los jóvenes no salimos a la calle? Pues, a primera vista, parece algo incomprensible, aunque si nos ponemos a pensar un poco, nos damos cuenta de que no estamos tan mal. Aquí en España nos dedicamos a vivir de nuestros padres (hasta los 40 algunos) y así muchos no necesitan preocuparse mucho por encontrar trabajo. Además, los grupos que suelen mover estas cosas están cada vez peor vistos, y más por la mayoría de los jóvenes. La gente de izquierda pura y extrema izquierda, parece que no se dan cuenta, pero cada vez están más alejados de la juventud. Se nos presentan como un grupo de viejos idealistas utópicos que no convencen a nadie con un discurso ‘anti-todo’ y, en el momento de la verdad, en momentos como el de ahora, en los que realmente hace falta que haya una movilización, la gente se queda en casa.

Sin embargo, yo confío en que se mejore la situación y, sobretodo, en que los jóvenes volvamos a ser ese grupo que de una chispa a la sociedad y que se indigne cuando tenga que indignarse. Como decía un gran profesor que tuve una vez: «un joven que no sigue lo que le dice su corazón, su vida no tiene sentido», y mi corazón me dice que nos están ninguneando. Mi corazón está indignado. Y yo también.

Violencia sin sentido

31 Oct

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En el día de ayer, como muchos sabréis, no pude escribir en el blog. Algo lógico teniendo tantas cosas que hacer. Entre otras cosas, una de las más importantes para mí fue ir a Valladolid (o Pucela, para los amigos y enemigos) a ver el esperado derby futbolístico entre los dos mejores equipos de la Comunidad. Eran ya tres años sin ver uno, y había ganas (aunque parecía que más por nuestra parte).

Pero tranquilos, que no voy a hablar de fútbol. Al menos no directamente. Y es que hay gente, gentuza más bien, que se dedica a acudir a los campos con la excusa de ser seguidores de un equipo (cualquiera en particular, menos el Villareal que debe estar muy orgulloso de ello) y luego añaden a sus nombres la palabra ultra.

Ayer volvieron a aparecer. Sinceramente, como sucedieron los acontecimientos no me importa demasiado. Quienes comenzaron la pelea, quienes insultaron primero, quién dio la primera hostia. Al final todos tienen la culpa, deberían tener la entrada prohibida a los estadios porque eso no son aficionados. Me parece rarísimo que les guste siquiera el fútbol. Es como los que se hacen llamar «antis». Van contra algo, en lugar de ir a favor de lo suyo. Representan un sentimiento negativo, y eso no puede terminar siendo bueno.

Ójala los clubes dejaran de apoyar estos grupos, que siempre terminan armándola, y se terminara la violencia en y alrededor del fútbol. Probablemente sea algo complicado, posiblemente imposible, pero hay que intentarlo.

El espacio de un buen documental

13 Ago

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Un documental (crítico), para que sea bueno, debe hacernos daño. El golpe tiene que ser tan fuerte que, desde ese momento, cada vez que el tema se nos pase por la cabeza, siempre que la información mostrada sea verídica y contrastada, recordemos ese dolor visual, completamente psicológico, que el documental nos creó cuando lo vimos.

Un buen documental crea su propio espacio en nuestra cabeza, en nuestro cerebro. Se sitúa junto a las ideas importantes, junto a aquellas que definen nuestra forma de ser; nuestra forma de pensar; nuestra forma de actuar. Sin embargo, antes de eso, pasa por la zona de nuestros recuerdos. Se pasea por las noches horribles sin dormir, por nuestras peores pesadillas, por nuestros traumas infantiles; y todo esto queda unido a esa idea central del documental.

En este momento, esa idea es para mí la de los delfines. No delfines cualquiera; sino los 23.000 que son asesinados anualmente en las costas de Japón para, posteriormente, ser vendidos como una delicatessen aunque bajo el nombre de otro animal. Esta idea ha sido generada por, si no el mejor, uno de los mejores documentales que he visto nunca. The Cove. Os lo recomiendo a todos.

Brooklyn Banks

14 May

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También conocido como Red Brick Park (el parque de ladrillo rojo), la zona situada debajo del fin del puente de Brooklyn en Manhattan ha sido, desde los años setenta, un lugar icónico, casi sagrado, para los patinadores (o skaters) y ciclistas de BMX. Se trata de Brooklyn Banks, el pasado, el presente y el futuro del skateboard.

Hasta aquí todos contentos. A nadie le molesta (y menos en Estados Unidos) que un grupo de chavales, muchos de ellos que no alcanzan los veintiún años, patine en una zona poco transitada, debajo del enorme puente de la ciudad. Sin embargo, precisamente la enormidad de este puente hace que se deteriore con una mayor facilidad, lo que se lleva hasta el extremo en una ciudad como Nueva York que nunca descansa. La cuestión es que el puente de Brooklyn necesita reparaciones, y no unas reparaciones cualquiera. Desde final de este año y hasta el año 2014 el alcalde de Nueva York pretende realizar unas obras necesarias para el buen funcionamiento de una parte esencial de la ciudad. Además, son necesarios seis meses más con el objetivo de pintar la rampa de acceso al puente desde el lado de Manhattan, lo que hará necesario el uso de este parque para los trabajadores y para tener un lugar donde guardar la maquinaria sin cortar la circulación.

Una obra necesaria contra un gran grupo de skaters se hace ver como un problema menor pero, si descubrimos que este parque se ha convertido con los años en una especie de santuario sagrado de la tabla, la cosa cambia. Ya hace cinco años se pretendió hacer esta misma obra aunque en aquel momento, el patinador profesional Steve Rodríguez logró el apoyo popular y fue capaz de convencer a las autoridades de que aún no era necesario comenzar con las reparaciones. Sin embargo, esta vez ha llegado demasiado tarde. Ya no hay tiempo suficiente para que el alcalde Bloomberg se eche atrás. Como el propio Rodríguez ha dicho: «Seis meses pueden pasar, ¿pero cuatro años más? Eso es insostenible.»

Por último y, aún logrando que no se cierre el parque al completo durante las obras (dejando un tercio aproximadamente libre), Steve Rodríguez ha retado a las autoridades afirmando que: «Si cerráis esto, habrá más skaters en vuestras aceras, en vuestros parques.” A lo que añadió a pesar de todo: “Seguiré diciendo a la gente que vuestra solución necesita ser la solución.» Rodríguez también se mostró molesto por la futura cancelación del torneo Back to the Banks, celebrado cada año y que, previsiblemente, este año no podrá tener lugar en este templo de la tabla. Todo esto, debido a la cabezonería de algunos que prefieren molestar en su día a día a esta gente en lugar de buscar otro lugar donde establecer su maquinaria de trabajo.